Los trágicos acontecimientos ligados al sismo del pasado martes 19 de septiembre opacaron, naturalmente, a otros temas importantes del acontecer nacional. Uno de éstos fue, sin duda, la agresión que sufrió el periodista Jenaro Villamil, del semanario Proceso, durante la marcha de protesta que se llevó a cabo con motivo del lamentable asesinato de la joven Mara Fernanda Castilla, cuyo cuerpo fue localizado el viernes 15 de septiembre.
La agresión que sufrió Jenaro Villamil tiene alta significación, porque se trata de una agresión feminista, de una agresión que exhibe a carta cabal el espíritu real y profundo de la mitología feminista: dogmatismo, fanatismo, intolerancia y violencia. La agresión que sufrió Jenaro Villamil dejó en claro las posturas androfóbicas que nutren de raíz dicha forma de pensar y de actuar.
Aunque dicho video es de sobra conocido, aquí está de todos modos:
Desde siempre, en este y otros espacios de análisis y opinión, yo he sostenido que, contra lo que se suele decir, el feminismo es una ideología que conjuga diversas facetas de la irracionalidad humana: como teoría es malo (ni siquiera merece ser considerado como “teoría”) y, como movimiento político-social, es totalitario y pernicioso.
Se trata de un cuerpo de ideas y de prácticas que ha logrado avanzar en la sociedad no por la fuerza de sus argumentos, sino por la fuerza de sus estrategias victimistas, chantajistas y coactivas.
Colgándose obsesivamente de la reprobable violencia que sufren las mujeres (que sólo es un capítulo más de toda la violencia social), el feminismo hace un pésimo análisis de este fenómeno para tratar de imponer una narrativa según la cual todos los varones se convierten en el centro de todos los males que afectan a las mujeres: machismo, patriarcado, falocracia, misoginia, androcentrismo y su bla bla bla acostumbrado.
Esta visión, a todas luces reduccionista y maniquea, contribuye a generar consecuente y notoriamente una cultura androfóbica, un ambiente misándrico, de tal suerte que se es “malo” por el sólo hecho de ser varón.
Y en esto no hay excepciones, sólo tonalidades: los varones de plano deben ser excluidos o exterminados o, en el mejor de los casos, deben ser tolerados como vulgares e incómodos “aliados”, previo acto de contrición acompañado de voluntario sometimiento (al grado de la humillación y de la auto-flagelación).
Esto explica por qué vemos en el video a un Jenaro Villamil “aliado” de la causa pero echado afuera, pero echado al final de la cola, pero expulsado del espacio exclusivo para las mujeres. Y resulta más que evidente la actitud amenazante y violenta de quienes lo empujaron. ¿Se imaginan a esas feministas con un poco más de poder dentro de la sociedad? ¡Campos de concentración y de reeducación seguros! Hitler y Pol Pot les van a quedar chiquitos.
Y peor aún: por ahí sale, en el video, una mujer en defensa de la “inclusión” de los varones en la “lucha de las mujeres” y, sopas, las féminas violentas le recetan unos desaprobatorios chorros de agua. Y cuando la mujer bien intencionada les dice a las “ultras” que eso es “violencia”, una de éstas le suelta una frase lapidaria: “Violencia es tu pendejismo”.
Así, así, justo como ustedes mismos lo pueden constatar: es “pendejismo” pensar y pretender que se debe “incluir” a los varones en la lucha de las mujeres. De nuevo el reduccionismo y el maniqueísmo… ¡incluso entre mujeres que dicen luchar por la misma causa!
Recordé de inmediato la época del Terror (1793-1794) de la Revolución Francesa: revolucionarios matando revolucionarios para averiguar quiénes eran los más revolucionarios de entre los revolucionarios. Sí, en efecto, eso se llama fanatismo.
Y más vale que no haya mujeres que se atrevan a cuestionar las violentas formas de proceder de las feministas, porque de seguro pasarán a ser consideradas como “alienadas del patriarcado” y como “cómplices del machismo”. Y sí, eso también es fanatismo.
Tras la oprobiosa agresión de la que fue objeto el periodista estrella de Proceso, yo me pregunté: ¿qué hubiera pasado si Jenaro Villamil se hubiera declarado como “mujer con pene”? Sí, sí, y que quede claro que no estoy bromeando: recuerden ustedes, mis apreciables lectores, que esa basura mental llamada “ideología de género” sostiene que puede haber “niños con vagina” y “niñas con pene”. Ahí está toda la polémica que recientemente se armó al respecto en España y Perú.
En serio, ¿qué hubiera pasado? ¿Alguien hubiera condenado la “violencia machista” de las feministas agresoras? ¿Hubieran permitido que Villamil siguiera la marcha en el contingente principal? ¿Qué?
En fin, aquí sólo me corresponde seguir exhibiendo la farsa ideológica, claramente dogmática, violenta y peligrosa, llamada feminismo.
Y que nadie se atreva a criticarme por mis puntos de vista, porque yo sí haré lo que no hizo Jenaro Villamil: me declararé mujer… una mujer barbada, de senos atrofiados y clítoris extenso (el maldito “sistema hetero-normativo del patriarcado” lo llama “pene”). Si alguien me critica lo acusaré de “violencia machista” y de “incitación al odio”.
¡Ah, cuánta basura mental está contaminando nuestros tiempos! ¡Cuánta!
La agresión feminista al periodista Jenaro Villamil |
La agresión que sufrió Jenaro Villamil tiene alta significación, porque se trata de una agresión feminista, de una agresión que exhibe a carta cabal el espíritu real y profundo de la mitología feminista: dogmatismo, fanatismo, intolerancia y violencia. La agresión que sufrió Jenaro Villamil dejó en claro las posturas androfóbicas que nutren de raíz dicha forma de pensar y de actuar.
Aunque dicho video es de sobra conocido, aquí está de todos modos:
Desde siempre, en este y otros espacios de análisis y opinión, yo he sostenido que, contra lo que se suele decir, el feminismo es una ideología que conjuga diversas facetas de la irracionalidad humana: como teoría es malo (ni siquiera merece ser considerado como “teoría”) y, como movimiento político-social, es totalitario y pernicioso.
Se trata de un cuerpo de ideas y de prácticas que ha logrado avanzar en la sociedad no por la fuerza de sus argumentos, sino por la fuerza de sus estrategias victimistas, chantajistas y coactivas.
Colgándose obsesivamente de la reprobable violencia que sufren las mujeres (que sólo es un capítulo más de toda la violencia social), el feminismo hace un pésimo análisis de este fenómeno para tratar de imponer una narrativa según la cual todos los varones se convierten en el centro de todos los males que afectan a las mujeres: machismo, patriarcado, falocracia, misoginia, androcentrismo y su bla bla bla acostumbrado.
Esta visión, a todas luces reduccionista y maniquea, contribuye a generar consecuente y notoriamente una cultura androfóbica, un ambiente misándrico, de tal suerte que se es “malo” por el sólo hecho de ser varón.
Y en esto no hay excepciones, sólo tonalidades: los varones de plano deben ser excluidos o exterminados o, en el mejor de los casos, deben ser tolerados como vulgares e incómodos “aliados”, previo acto de contrición acompañado de voluntario sometimiento (al grado de la humillación y de la auto-flagelación).
Esto explica por qué vemos en el video a un Jenaro Villamil “aliado” de la causa pero echado afuera, pero echado al final de la cola, pero expulsado del espacio exclusivo para las mujeres. Y resulta más que evidente la actitud amenazante y violenta de quienes lo empujaron. ¿Se imaginan a esas feministas con un poco más de poder dentro de la sociedad? ¡Campos de concentración y de reeducación seguros! Hitler y Pol Pot les van a quedar chiquitos.
Y peor aún: por ahí sale, en el video, una mujer en defensa de la “inclusión” de los varones en la “lucha de las mujeres” y, sopas, las féminas violentas le recetan unos desaprobatorios chorros de agua. Y cuando la mujer bien intencionada les dice a las “ultras” que eso es “violencia”, una de éstas le suelta una frase lapidaria: “Violencia es tu pendejismo”.
Así, así, justo como ustedes mismos lo pueden constatar: es “pendejismo” pensar y pretender que se debe “incluir” a los varones en la lucha de las mujeres. De nuevo el reduccionismo y el maniqueísmo… ¡incluso entre mujeres que dicen luchar por la misma causa!
Recordé de inmediato la época del Terror (1793-1794) de la Revolución Francesa: revolucionarios matando revolucionarios para averiguar quiénes eran los más revolucionarios de entre los revolucionarios. Sí, en efecto, eso se llama fanatismo.
Y más vale que no haya mujeres que se atrevan a cuestionar las violentas formas de proceder de las feministas, porque de seguro pasarán a ser consideradas como “alienadas del patriarcado” y como “cómplices del machismo”. Y sí, eso también es fanatismo.
Tras la oprobiosa agresión de la que fue objeto el periodista estrella de Proceso, yo me pregunté: ¿qué hubiera pasado si Jenaro Villamil se hubiera declarado como “mujer con pene”? Sí, sí, y que quede claro que no estoy bromeando: recuerden ustedes, mis apreciables lectores, que esa basura mental llamada “ideología de género” sostiene que puede haber “niños con vagina” y “niñas con pene”. Ahí está toda la polémica que recientemente se armó al respecto en España y Perú.
En serio, ¿qué hubiera pasado? ¿Alguien hubiera condenado la “violencia machista” de las feministas agresoras? ¿Hubieran permitido que Villamil siguiera la marcha en el contingente principal? ¿Qué?
En fin, aquí sólo me corresponde seguir exhibiendo la farsa ideológica, claramente dogmática, violenta y peligrosa, llamada feminismo.
Y que nadie se atreva a criticarme por mis puntos de vista, porque yo sí haré lo que no hizo Jenaro Villamil: me declararé mujer… una mujer barbada, de senos atrofiados y clítoris extenso (el maldito “sistema hetero-normativo del patriarcado” lo llama “pene”). Si alguien me critica lo acusaré de “violencia machista” y de “incitación al odio”.
¡Ah, cuánta basura mental está contaminando nuestros tiempos! ¡Cuánta!
Fuente:
Carlos Arturo Baños Lemoine. Profesor UAM-Xochimilco y UPN-Ajusco (4 de Octubre del 2017). "La agresión feminista a Jenaro Villamil". El Arsenal. Recuperado de: http://www.elarsenal.net/2017/10/04/la-agresion-feminista-a-jenaro-villamil/
La agresión feminista al periodista Jenaro Villamil.
Reviewed by Bimago El Cínico
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miércoles, octubre 04, 2017
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